José Cuenca, es Embajador de España. Ha sido Director del Gabinete técnico del ministro (1978), Secretario General Técnico (1981), Director General de Europa y Asuntos Atlánticos (1982), Embajador en Bulgaria (1983), en la Unión Soviética (1986), puesto que conservó ante la Federación de Rusia (1991), en Grecia (1993) y Canadá (1999). Ha publicado Sierras, perdices y olivares (Planeta, 1996), La Sierra Caliente (Grupo Anaya, 2003), La noche de bodas: Relatos de Cazorla y de Segura (Grupo Anaya, 2010), Encuentros de un Embajador con don Quijote (Raíces, 2008) y De Suárez a Gorbachov (Plaza y Valdés, 2014). Es miembro correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y Académico de Número de la Academia de la Diplomacia. Es Hijo Predilecto de Iznatoraf (Jaén) y medalla de Andalucía. Está casado con doña Carmen Losada.
Descripción
Los casos de Quebec y Cataluña tienen puntos en común, pero también notables diferencias, entre ellas una sustancial: la secesión de una provincia es posible en Canadá porque lo permite la Constitución. Cosa que no sucede ni en las grandes democracias occidentales –Estados Unidos, Francia, Alemania– ni en España, donde nuestra Carta Magna establece, en su artículo segundo, «la indisoluble unidad de la Nación española». Los primeros capítulos del libro están destinados al caso quebequés en relación con el tema catalán, con un análisis a fondo de dos temas cruciales: el Dictamen del Tribunal Supremo de Canadá y el debate sobre la «Ley de la Claridad», aprobada cuando José Cuenca era embajador en Ottawa. Los capítulos finales se refieren solo al tema catalán. En uno, el autor analiza lo que llama «las seis grandes mentiras del separatismo». En el apartado final, José Cuenca aporta sus ideas para resolver este problema. Y pide rectificar errores del pasado y componer un diseño integrador, realista y generoso, basado en la concordia y los intereses compartidos, en una Cataluña que es de todos. Y hacerlo para restablecer en esa Comunidad el Estado de derecho y el imperio de la ley. Es decir: la democracia. Y para que la actual situación de Barcelona deje paso a la próspera, culta y señorial ciudad que siempre fue.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.